
Errores comunes al decorar un salón pequeño (y cómo evitarlos).
Aunque parece que es algo que decimos de todas, en esta ocasión, es totalmente cierto que el salón es una de las estancias más importantes y especiales de cualquier hogar.
Es el corazón de la vida doméstica: un espacio para descansar después de una jornada intensa, ver una película, leer tranquilamente o compartir una charla familiar. Por eso, más allá de la estética, un salón debe resultar cómodo, acogedor y reflejar el estilo de quienes lo habitan. Sin embargo, cuando se dispone de poco espacio, decorarlo adecuadamente se convierte en un auténtico reto. La clave está en no saturarlo y, sobre todo, en evitar ciertos errores comunes que pueden empequeñecerlo visualmente o restarle confort.
A continuación, repasamos algunos de los fallos más frecuentes a la hora de decorar un salón pequeño y te damos las claves para no cometerlos.
¿Tienes que decorar un salón pequeño? ¡Toma nota!
1.- Recargar el espacio con demasiados muebles o accesorios
Uno de los errores más habituales a la hora de decorar un salón pequeño es amueblarlo con muebles estándar para salones más grandes y que resultan demasiado voluminosos o pesados. Esto no solo obstaculiza el paso y resta funcionalidad, sino que genera una sensación de agobio visual. Para evitarlo, prioriza el mobiliario imprescindible, no caigas en incluir muchas piezas auxiliares, opta por muebles más ligeros de líneas simples y proporcionales al espacio.
2. No respetar la escala del mobiliario
A colocación con lo que acabamos de comentarte, es importante que dimensiones los muebles y optes por líneas más pequeñas. Instalar un sofá desproporcionadamente grande o una mesa demasiado voluminosa es un fallo frecuente. En espacios reducidos, cada centímetro cuenta. Elige muebles que se adapten a la escala del salón, que permitan la circulación fluida y que no roben protagonismo al conjunto. Si el espacio lo permite, apuesta por elementos multifuncionales, como un banco con almacenaje o mesas nido.
3. Uso inadecuado del color
Colores oscuros en paredes, cortinas o textiles pueden hacer que el espacio se perciba aún más pequeño. Esto no significa renunciar a los tonos intensos, pero sí saber cómo y dónde aplicarlos. Las paletas claras, como blancos rotos, grises suaves o tonos arena, amplían, pero puedes añadir toques de color a través de cojines, cuadros o alfombras, sin saturar el ambiente pero proporcionando unas pinceladas de estilo.
4. Iluminación insuficiente o mal distribuida
Una iluminación mal planificada puede restar calidez y sensación de amplitud. No te conformes con una sola lámpara de techo: combina distintos puntos de luz —de pie, de sobremesa, apliques— que puedas regular según el momento del día. La luz cálida, además, contribuye a crear un ambiente acogedor y relajante.
5. No aprovechar las paredes
En muchos salones pequeños se desaprovechan las paredes, que pueden ser grandes aliadas para ganar funcionalidad sin ocupar espacio en el suelo. Estanterías flotantes, baldas decorativas o incluso barras con colgadores pueden ayudarte a almacenar sin restar amplitud. Eso sí, sin sobrecargar visualmente: lo ideal es buscar equilibrio y armonía.
6. Cortinas demasiado pesadas o largas
A la hora de decorar un salón pequeño, las cortinas gruesas y de telas recargadas pueden restar luz natural y hacer que el salón parezca más pequeño. Opta por visillos livianos, estores o cortinas translúcidas que permitan el paso de la luz y no recorten visualmente el espacio. Si las colocas desde el techo hasta el suelo, contribuirán además a alargar la percepción de altura de la estancia.
7. Ignorar la distribución del espacio
A veces, el problema no es qué se pone en el salón, sino cómo se coloca. Colocar los muebles de espaldas a las entradas de luz o interrumpiendo el paso puede perjudicar la fluidez del espacio. Estudia bien la planta del salón, valora posibles zonas de paso y distribuye el mobiliario de manera que acompañe al movimiento natural del espacio.
Conclusión
Decorar un salón pequeño no significa renunciar al confort ni al estilo. Con un enfoque equilibrado, priorizando la funcionalidad y evitando estos errores tan comunes, puedes transformar cualquier salón reducido en un refugio lleno de encanto en el que disfrutar de tus momentos de ocio. Un lugar en el que te apetezca estar, compartir y descansar. Porque, al final del día, el tamaño importa mucho menos que la sensación de hogar.