Fadesa

Con la llegada del buen tiempo, los hábitos cambian y con ellos, también las rutinas de higiene. En esta época, es habitual ducharse con más frecuencia debido al calor, hacer escapadas a la playa o pasar largas jornadas en la piscina. Este incremento en la actividad implica un mayor uso de las toallas de baño, que pasan a ser uno de los textiles más utilizados del hogar (no nos referimos a los textiles decorativos de los que te hemos hablado ya en este post ).

Por eso, si no se les da un mantenimiento adecuado, pueden deteriorarse rápidamente, perdiendo suavidad, capacidad de absorción y frescura. Conservar las toallas en perfecto estado durante más tiempo no es solo una cuestión de estética, sino de higiene, de funcionalidad y de sostenibilidad. Y hoy te vamos a dar unos consejos que te ayudarán a conseguirlo para que se mantengan limpias, suaves y absorbentes como el primer día.

Toallas en perfecto estado por más tiempo

1. Lávalas antes del primer uso

Aunque puedan parecer limpias y suaves al salir de la tienda, es fundamental lavar las toallas antes de utilizarlas por primera vez. Este primer lavado elimina posibles residuos de fabricación, cera o almidón que impiden que absorban correctamente el agua. Además, ayuda a fijar los colores y previene la aparición de pelusas.

2. No sobrecargues la lavadora cuando las laves

Uno de los errores más comunes es llenar en exceso el tambor de la lavadora. Las toallas necesitan espacio para moverse y enjuagarse correctamente. Si las amontonas, es probable que no se limpien bien y queden residuos de detergente, lo que puede hacerlas ásperas y menos absorbentes.

3. Evita el uso excesivo de suavizantes

Aunque parezca contradictorio, los suavizantes convencionales pueden ser perjudiciales para conservar las toallas en buen estado. Estos productos dejan una película sobre las fibras que, con el tiempo, reduce su capacidad de absorción. Si quieres mantenerlas suaves, opta por añadir una taza de vinagre blanco durante el ciclo de enjuague una vez al mes. Este truco también ayuda a eliminar malos olores y restos de detergente acumulados.

4. Sécalas completamente antes de guardarlas

Guardar toallas húmedas o incluso ligeramente húmedas favorece la aparición de moho y malos olores difíciles de eliminar. Asegúrate de que estén completamente secas antes de doblarlas y colocarlas en el armario. Siempre que sea posible, sécalas al aire libre y evita exponerlas directamente al sol durante muchas horas para no degradar los colores.

5. No uses lejía, salvo en casos muy necesarios

La lejía puede debilitar las fibras de las toallas con el paso del tiempo, especialmente si se usa con frecuencia. Solo debe emplearse en casos puntuales y preferiblemente en toallas blancas. Para desinfectar sin dañar, el percarbonato de sodio es una excelente alternativa ecológica y eficaz.

6. Lava por separado y a la temperatura adecuada

Procura no mezclar toallas con ropa que tenga cremalleras, corchetes o velcros, ya que podrían engancharse y estropear el tejido. Además, lo ideal es lavarlas con agua tibia (40-45 °C) para eliminar bacterias sin comprometer la durabilidad de las fibras.

7. Agítalas al sacarlas de la lavadora

Un gesto tan simple como sacudir las toallas antes de tenderlas o meterlas en la secadora ayuda a esponjar las fibras y mantener su volumen original. Si usas secadora, elige un programa suave y no abuses de altas temperaturas.

8. Rotación y uso equilibrado

Si siempre usas las mismas toallas y dejas las demás al fondo del armario, es más probable que se deterioren antes. Rota su uso para que el desgaste sea más uniforme y prolongues la vida útil del conjunto.

Mantener las toallas en buen estado no requiere grandes esfuerzos, pero sí ciertos cuidados específicos. Con pequeñas rutinas de lavado y almacenamiento, no solo disfrutarás de estos textiles más agradables y eficientes, sino que también contribuirás a un consumo más responsable, evitando compras innecesarias y reduciendo el impacto ambiental.